Llegan los carnavales a su cierre, donde ocurre el famoso topón de las reinas en Las Tablas. Pero en vez de pensar en dicha celebración pienso en cuantos niños nacerán en los próximos ocho a nueve meses, cuantos no verán la luz del día y cuantas personas recibirán una mala noticia luego de hacer una serie de exámenes de laboratorios para ver el porque su desmejora en la salud. Aunque debo felicitar la acción de las fuerzas conjuntas en su tarea de intentar mantener el orden público en un desorden “civilizado”. Pero, ni ellos con todo el respaldo de la ley y el estado panameño pueden luchar contra el libertinaje humano.
Aquí me entero de dos jóvenes que trabajaron, ahorraron y planificaron sus vacaciones. Arrendaron una habitación para pasar el carnaval. Sorpresa que al llegar, quedaron hacinadas, sin siquiera un espacio para su higiene personal. Para luego ser víctimas de un intento de hurto por personas en estados de embriaguez y al confrontar a los infractores, ser casi violadas por los mismos, so pretexto de que es carnaval y “viene la gozadera”.
No quieren hablar del tema, quieren seguir la fiesta, pasar la página. No harán denuncias y para ellas simplemente será un mal recuerdo dentro de tanta diversión carnavalera. Para los infractores, por su estado de embriaguez capaz ni tengan recolección de lo ocurrido. Tristemente puedo predecir que en el futuro, volverán a interactuar todos los involucrados y cuando se vean, será como si nada hubiera ocurrido.
Amo el carnaval, pero debe haber un punto donde se dice alto al abuso del alcohol y mejorar la educación para que las personas comprendan los límites y no sobrepasarlos.
Deja un comentario