Cuando los dinosaurios todavía caminaban la tierra, fui joven y recuerdo mis andanzas de joven adulto. Ese vigor de saber que estaba el fin de semana por llegar y todos los planes que se debían acomodar en las limitadas horas de libertad laboral. También tuve el goce de descubrir los limites físicos y mentales del cuerpo al salir de fiesta y tener turno de fin de semana empezando a las 7 de la mañana. Y ahora digo, es viernes y el cuerpo lo sabe, que rico poder dormir de largo y no tener que levantarme temprano el sábado.
Esos momentos de nostalgia que no añoro, de irme de fiesta y parranda toda la noche, llegar a casa, darme un buen baño, desayuno, café y rumbo al trabajo. Ahora es cama, descanso y atender niños el día siguiente. 😊
Buenas noches que la cama me llama.
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