Una golondrina solitaria, yace en el tendido alumbrada,
Por el sol naciente, con destellos de esperanza, Hacia la bienvenida…
Del nuevo día.
Abandonada la golondrina no está,
El Padre celestial la acompaña en cada aletear,
Solitario vuelo ha de iniciar.
Navega la golondrina, Los laberintos de la soledad,
En ella encuentra felicidad, y en el silencio,
¡Libertad!
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